Bienvenidas a CASA FARO, tengo que reconocer que hablar en primera persona se me hace un poco difícil. ¿Qué es lo verdaderamente importante decir cuando hablamos de procesos tan delicados? Voy a intentarlo.
Me llamo Itziar Torres, nací en Catalunya de família Andaluza. Soy co-fundadora y co-directora de Casa Faro. Me gusta compartir responsabilidades y méritos.
Trabajo como Arteterapeuta Gestalt desde hace 8 años a tiempo completo. Durante estos años he continuado formándome en distintos abordajes como psicoterapia Transpersonal o acompañamiento en trauma a través de la arteterapia , meditación, Teoría polivagal y otros enfoques para ir integrando en mi práctica. A la vez he continuado mi formación durante los últimos 15 años en el estudio de filosofía-política-espiritualidad de forma autónoma y con círculos de amistades.
Además de acompañar a otras personas en consulta, me acompaño a mí en la experiencia de haber enfermado de cáncer dos veces y haber sobrevivido así como en el desarrollo de mi sexualidad e identitdad de género como lesbiana.
No hablo de estas categorías para sobre-identificarme, ni entrar en debates, si no para poder compartir el conocimiento que para mí es el 90% de todo lo imporante, la experiencia integrada en el propio cuerpo.
Estas experiencias han transformado mi vida y me han llevado a dedicarme a acompañar a personas en situaciones difíciles, especialmente en procesos de enfermedad y final de vida.
Así como en los últimos dos años a parejas LGTBIQA+
Soy co-fundadora de CASA FARO, un proyecto que nace del sufrimiento y renace con la compasión y el amor.
La iniciativa de crear esta casa para la salud integral, surgió de una profunda comprensión de las deficiencias en nuestra percepción de la salud y los procesos de enfermedad, así como de la precariedad de muchos de los acompañamientos públicos disponibles para las pacientes. Fue esta comprensión, como paciente y profesional, la que me impulsó a crear un espacio que ofreciera lo que yo misma había buscado: un acompañamiento integral, compasivo y alegre.
Tras mucho tiempo buscando Faro y guía fuera, pensando que mi vida llegaba a su fin, me di cuenta que mi propio Faro era yo y que aún no había habitado esa casa.
Al final como veis, no morí. Así que me decidí a construir lo que tanto anhelé para mí. Y aquí estamos.
La intención de Casa Faro es ser espejo para que las personas que llegan a nosotras se puedan dar cuenta de que tanto la Casa como el Faro, son ellas.
Gracias por confiar en nosotras y apoyar este proyecto de acompañamiento artesanal, con la voluntad de dejar este mundo “un poquito menos peor”.
Hemos aprendido que el proceso de enfermedad y renacimiento puede ser doloroso, pero también puede ser una oportunidad para el cambio y la transformación.
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